jueves, 28 de febrero de 2013

EL LADRILLAZO

Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad con su auto Jaguard último modelo, sin ningún tipo de precaución. De repente sintió un estruendoso golpe en la puerta, se detuvo y al bajarse vio que un ladrillo le habia estropeado la pintura, carroceria y vidrio de la puerta de su lujoso auto. Se subio nuevamente, pero esta vez lleo de enojo, dio un brusco giro de 180 grados; y regresó a toda velocidad al lugar donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucia su exótico auto.
Encontró a un niñito, y empujándolo hacia el auto estacionado le gritó a toda voz :
- " ¿ Que te paso ?, ¿ Por que hiciste eso ?...! Has estropeado mi auto ! "

Y enfurecido casi botando humo siguio gritándole al chiquillo :
- " ! Es un auto nuevo , y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro, ¿ Por que hiciste eso?

- " Por favor señor, por favor , ! lo siento mucho !, no sé qué hacer", suplico el chiquillo. " Le lancé el ladrillo porque nadie se detenia"...
Las lágrimas bajaban por su mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia el auto estacionado. " Es mi hermano ", le dijo. Se descarrilo su silla de ruedas y se cayó al suelo ... Y no puedo levantarlo ".
Sollozando el chiquillo le preguntó al ejecutivo: " ¿ Puede usted, por favor, ayudareme a sentarlo en su silla ?, esta golpeado y pesa mucho para mi solito...Soy muy pequeño".
Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo tragó grueso el taco que se formo en su garganta .
Indéscriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó nuevamente en su sillita ; sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco los cortes y el sucio de las heridas del hermano de aquel chico tan especial.
Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo y este le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir a nadie...
- " Dios lo bendiga, señor ... y muchas gracias ", le dijo.
El hombre vió como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita. Tuvo que ver la hendidura que le hizo el ladrillazo para recordarle de no ir por la vida tan deprisa que alguien tenga que lanzarte un ladrillo para que prestes atención.


Historias de Luz y Sabiduría



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