estado equidistante entre la vigilia y el sueño que resulta muy permeable a
cualquier idea sugestiva. Debes procurar entrar diariamente en ese estado, a
la caída de la tarde, para ir cambiando paulatinamente tu actitud mental
hacia sí mismo y hacia los demás. Reflexiona en todo lo positivo que has
hecho durante el día y prepara, lo más detalladamente posible, un "programa
de acción" para el día siguiente.
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