evitando contagiarse de actitudes, palabras o acciones negativas y
destructivas. Cuando otra persona se altere y te manifieste irritación, no
te dejes enganchar en su desequilibrio ni permitas que se trasmitan a ti
sus actitudes equivocadas. Cuando se tiene la razón no es necesario
levantar la voz, la razón brilla en la calma y termina por imponerse a sí
misma.
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